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viernes, 9 de marzo de 2012

Sobre lo puro y la mezcla

Alcanzados ya cerca de dos tercios de temporada, tengo que reconocer que uno de los equipos que más me han sorprendido gratamente durante este curso futbolístico ha sido el Athletic de Bilbao. Me ha sorprendido especialmente porque de inicio era uno de los clubs sobre los que más dudas tenia, y cuando digo esto, no es que creyera que fueran incapaces de realizar un buen juego, es que sencillamente me parecía que este año el Athletic se presentaba como un curioso experimento, cuyo resultado me era completamente incierto. Igual podía ser un éxito, que igual podía ser un absoluto fracaso. Aunque todavía es pronto para poner notas, parécese que la moneda va a salir cara, teniendo en cuenta, que ya se han metido en la final de Copa, se encuentran optando por una plaza en Europa y ayer destrozaron al Manchester en el mismísimo Old Trafford.

El experimento en cuestión, dicho de un modo simple consistía en la mezcla de dos ideas esencialmente puras. Por una parte la identidad como equipo del Athletic, con toda su idiosincrasia propia y un estilo muy definido de juego. De la otra los conceptos futbolísticos de Marcelo Bielsa, uno de esos teóricos del fútbol, un entrenador obsesionado con la táctica y con un muy definido gusto por el buen juego. No estamos hablando de formas antagónicas de entender este deporte, pero si de dos visiones muy definidas, como he dicho antes esencialmente puras, difíciles de mezclar con otras. En Bilbao tienen una filosofía muy concreta sobre el fútbol, la cual se ha ido fortaleciendo con el transcurrir de los años, hasta convertirse hoy en día en casi un credo para los leones de San Manes. Esa es la clave para entender todo lo que rodea al Athletic, la fe en unos principios marcados desde la historia de un modo tal que resultan inquebrantables. Solo así se explica que a día de hoy, en un fútbol tan globalizado, con vestuarios que son auténticos crisoles de diferentes naciones, solo utilice jugadores de su tierra. Bueno, también esta la cuestión vasca, que explica muchas cuestiones al respecto.

Al margen de toda consideración política, sin la cual creo que es imposible entender toda la magnitud del asunto pero no por ello emitir un juicio, me agrada comprobar que todavía se mantienen ciertas tradiciones. Me gusta que en el fútbol moderno, tan profesionalizado y empresarial, todavía haya sitios donde las cosas se hagan de una determinada forma por el significado que tienen. No creo que haya mayor comunión entre las personas que están en la grada y los que están sobre el césped que saber que se han mamado los mismos sentimientos hacia unos colores. Todo esto unido a un estilo de juego muy reconocible, también muy unido a su tierra y a su clima. Un fútbol directo, de garra, de lucha, de centrales rocosos, buenos centradores en las bandas y enormes rematadores en el área. Un juego forjado a través de cientos de partidos ganados bajo la lluvia y sobre más barro que césped. En cierta manera, todas estas cosas me evocan a la pureza aún no perdida del fútbol.

Todo esto es lo que se encontró Marcelo Bielsa a su llegada a Bilbao. La figura del técnico argentino es hoy en día otro elemento que me recuerda la pureza del fútbol. La pureza de lo que se crea en la mente de un entrenador. Bielsa es de esos preparadores que cree que el partido se empieza a jugar sobre la pizarra y que es ahí donde hay que comenzar a ganarlo. Es lo que podríamos decir un entrenador autor, de los que marcan con su sello el juego de sus equipos. Lleno de modernos métodos y con una concepción del fútbol especialmente exquisita y no apta para todos los paladares. Le gusta la presión asfixiante, el juego de posesión, de toque en corto, ganando los partidos desde el control del centro del campo. Nunca dudé de que Bielsa tuviera problemas para trabajar bajo las premisas de la filosofía de cantera y jugadores de la tierra del Athletic. Lo que realmente tenia curiosidad por saber, era como iban a casar los conceptos de juego del argentino con el gusto futbolístico de la parroquia rojiblanca.

A principio de temporada recordaba una conversación con un amigo mío hincha del Athletic. Me decía, que ellos querían tener sobre el campo a futbolistas que habían visto crecer desde que eran chavales, pero que no tenían ninguna preferencia especial sobre el origen de los entrenadores, “jugar, que jueguen los de la tierra, a enseñarles y formarles pueden venir entrenadores de cualquier parte del mundo”.  El partido de anoche nos demuestra que las enseñanzas del loco Bielsa han sido bien asimiladas y que el experimento fue un éxito. Me gusta esta nueva versión del Athletic, que toca y toca a ras de suelo en el centro del campo y remata por arriba en el área; tan capaz de empuje, fuerza y presión, como de paciencia, pausa y control; que igual entra por el centro como por los costados; donde Javi Martinez, Muniain y Herrera mezclan a la perfección con Torquero, Iturraspe y Susaeta; y donde Llorente representa el nuevo estilo, técnico con el balón en los pies, letal con en balón en su cabeza. Y es que en definitiva, si los conceptos de juego son buenos, por diferentes que sean, la mezcla tiene que ser mejor



                                                                                                                        ROBERTO

3 comentarios:

  1. Mis ojos no se paran sino donde estás tú.
    Debes tener las propiedades que dicen del imán.
    Los llevo adonde tú vas y conforme te mueves,
    como en gramática el atributo sigue al nombre.

    Ibn Hazm.

    Al final he sido buena...
    pd: no veas como ha crecido el blog en poco tiempo, a este ritmo, vas hacer algo en condiciones! ja!
    pd2: tengo mucho q aprender de fútbol...¬¬

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  2. este blog tiene mucha miga y poca chicha, si el futbol es mas sencillo, y simple...

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  3. un poco de actualizacion...

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