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domingo, 5 de febrero de 2012

Reflexiones desde Argentina: La sombra de Maradona

Hace poco que finalicé un largo viaje por tierras argentinas. Siendo este uno de los países donde sin duda con mayor pasión viven el balompié, es inevitable que surjan reflexiones y anécdotas. La primera de ellas sucedió en Buenos Aires. Una de las cosas que más me llamaron la atención de la capital argentina fue que en sus paredes se podían observar un sin fin de carteles de diversos colectivos dando su apoyo a la actual presidenta Cristina Fernández. Es cierto que se encuentra recuperándose de un cáncer, pero aun así, me pareció excesivo. En Europa difícilmente se daría algo así. En primer lugar porque aquí, primero criticamos al político y solo cuando se ha jubilado decimos lo bueno que era. Después porque no tenemos un carácter tan extremo para la adoración colectiva.

Es Argentina sin duda un pueblo de grandes ídolos. Hay en el ADN de este país una tendencia natural hacia la exaltación de sus héroes particulares. Posiblemente sea debido a su herencia mediterránea, parte italiana y parte española, pero cuando en Argentina se alza un héroe popular, este es capaz de crear un autentico fenómeno social digno de estudio. Es en definitiva una faceta de su fisonomía, una facilidad para el populismo en masa, para la creación de iconos nacionales y para su veneración prácticamente sacramental. Hablamos de la tierra de Carlos Gardel, Evita Perón, Maradona y las madres de la Plaza de Mayo. En este sentido, lo que ha significado Maradona hacia el fútbol, no creo que se haya producido nunca. Como he dicho antes, no es algo tan simple como la admiración a un futbolista si no que alcanza niveles sociales y casi religiosos. Seguro que su imagen ha sido tantas veces tatuada sobre alguien como la de un líder político revolucionario como el Che, aunque eso si, no tantas como la de Jesucristo. Hay películas, canciones, cuadros e incluso una propia religión alrededor de Maradona.

Posiblemente esto sea debido a que Maradona ha sido un personaje único. Poseía un talento y una habilidad nunca vistos hasta ese momento, además de una capacidad especial para realizar proezas. Era capaz de regates imposibles, pases impensables y goles que lo convirtieron en el mejor jugador de su época. Todo eso dentro del terreno de juego. Fuera fue igualmente un futbolista irrepetible. De origen muy humilde, algo que hizo que conectara pronto con el publico, poseía un carácter excesivo, con tendencia a la egolatría y a la autodestrucción, pero también una determinación ganadora que exhibía sobre el campo. Todo esto le daba mucho de literario a su figura, convirtiéndolo en uno de los grandes iconos de las últimas décadas. Yo soy de esa mitad que opina que hasta ahora ha sido el mejor jugador de fútbol de la historia. Hay otra mitad que no, pero no me negarán que posiblemente halla sido el mejor personaje de la historia del fútbol.

Como es normal toda su dimensión se ve tremendamente exageradas en su propia tierra. Tanto es así que considero que el combinado nacional aún se encuentra sobre el influjo de la figura del Pelusa, que llego a ser tal que hasta fue su seleccionador. Lleva la albiceleste muchos años sin festejar alegrías, y eso que han ido como una de las favoritas en todos los torneos, armando equipos competitivos y con buenos futbolistas. Pero aun así, poco, muy poco. Atascada en cuartos como lo estaba antes España. Siempre he pensado que se debe a la sombra de Maradona. Argentina ha tenido grandes futbolistas desde que dejara la selección, pero tal vez haya faltado uno de esos jugadores que dominan el panorama futbolístico. No han tenido una gran figura mundial que les condujera a la gloria. Hasta la llegada de Messi, no habían ganado ningún Balón de Oro. Hay que recordar que hasta 1995 solo podían ganarlo jugadores europeos, pero aun así,  en ese tiempo Brasil ya tenía 4. Por no haber, no había ni un solo jugador argentino que hubiera quedado dentro del podium. Lo que me llama la atención es que durante ese tiempo, Argentina ha sido un país exportador de futbolistas destinados a dominar el fútbol. He visto como en otras categorías ganaban medallas olímpicas y Mundiales sub20 equipos liderados por chavales de 20 años que se iban a comer el mundo y que no se lo comieron. Como Riquelme, como Verón, como Aimar, como Saviola, como Tevez. Hay muchos más.

El problema es que a nada que despunten, se les compara con Maradona. Este es uno de los problemas del fútbol Argentino. Esa nunca fue una comparación justa. Peor aun es que se les exigía lo mismo. No se le puede pedir a un futbolista que esta empezando su carrera lo mismo que a uno de los mejores futbolistas que ha dado nunca el planeta, por no decir el mejor. Por muy buenas maneras que apunte. Ni uno solo resistió la comparación y por ello, nunca llegaron a ser lo que prometían. En Brasil celebran cada aparición de un nuevo Pelé, aunque posiblemente sepan que no habrá nunca otro como él y que ese título recaerá años después en otro jugador. En su país vecino, cada vez que alguien tiene la mala suerte de ser llamado el nuevo Maradona, se la aplica un tercer grado y se le recriminan los logros no alcanzados.

Esta cuestión ha tomado actualmente un interesante matiz. Apareció Messi y con él Argentina ya tiene a ese jugador que domina el fútbol mundial hasta el punto de ser capaz de ganar tres Balones de Oro seguidos. Su catálogo de jugadas increíbles no tiene fin, y ha sido capaz de ganar todo lo ganable con su equipo de toda la vida, el Barça. Hablamos de uno de esos jugadores que marcan una época, tanto que podríamos decir que por primera vez la comparación con el Pelusa es justa. Desde Maradona no veía a nadie con su misma capacidad para convertir en rutinario lo extraordinario, para ser capaz de dominar el balón a su antojo con la misma sencillez con la que uno va caminando. He dicho antes que considero a Maradona el mejor jugador de la historia del fútbol hasta ahora. El “hasta ahora” lo he escrito pensando en Messi. Habrá muchos que opinen lo contrario, pero para mi, Messi ya es mejor que el Pelusa. Lo iguala en talento y clase dentro de un terreno de juego. Además lo supera en determinación y en todo lo referido a aspectos mentales. No es algo muy meritorio, estar más centrado que el gran Diego es muy fácil, lo realmente excepcional es ser capaz de igualarlo con un balón en los pies

Aun así, Messi todavía no ha terminado de cuajar en el corazón de los Argentinos. Los motivos muchos y variados. Puede que sea que al no haberse formado allí futbolísticamente no lo reconozcan como tal (recuerdo que cuando bromeando le comenté a mi primo que me iba a Rosario a ver la casa donde nació Messi, me dijo, “esa no está en Argentina, está en Barcelona y se llama La Massia”). Pudiera ser. Puede que se deba a que siendo el mejor jugador del mundo actualmente aún no haya ganado nada con la selección. Es este un motivo de mucho más peso y uno de los verdaderos orígenes de que el menudo jugador todavía no haya calado en el sentir Argentino. Tengo la confinza de que tarde o temprano llegarán. El fútbol suele recompensar a quienes hacen tanto por él. Entonces todas las críticas actuales se convertirán en halagos.

Aun así Leo nunca alcanzara el estatus de Maradona, ni conseguirá mover a las masas de la misma forma que él. Sencillamente porque fuera del rectángulo de juego, Messi empequeñece frente a Maradona. Es un personaje plano, carente de los claroscuros de su antecesor y con mucho menos gancho. No tiene un origen humilde que contar, y como he dicho, está más centrado por lo que adolece de ese carácter desmedido que poseen los grandes artistas. Nunca será el jugador del pueblo. Messi solo se limita a jugar bien al fútbol, la tarea de responder al sentir populista de una nación no va con él. Será un dios para el fútbol pero nunca podrá ser un héroe para un país entero. Tan grande es la sobra de Maradona





                                                                                                       ROBERTO

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